Estamos ante uno de esos cromos curiosos ya no porque sea escaso o significativo por una especial relevancia, sino por un flagrante error en la edición. Edgaras Jankauskas, futbolista lituano que, efectivamente, jugó en la Real Sociedad en la temporada 00/01 a la que pertenece este cromo, se puede apreciar a la izquierda en el posado habitual; sin embargo, el fallo está en la foto del futbolista en acción, ya que el mismo no es Jankauskas, sino su compañero el ruso Dmitri Khokhlov. Podemos reconocerlo a la perfección, pero es que, además, tenemos la evidencia del dorsal 19 en su pantalón, número que lució el fantástico centrocampista nacido en Krasnodar en su paso por la Real. Jankauskas jugó en Donosti durante dos temporadas y, aunque participó con frecuencia anotando un buen puñado de goles, no encontraría continuidad más allá de este periodo. El lituano no conseguiría echar raíces desde entonces dando inicio a un carrusel de equipos que le llevó a jugar en Portugal, Francia, Escocia, Chipre, Letonia, su país natal, Estados Unidos y Rusia en este orden cronológico. Se trataba de un delantero muy alto (1,93) que resultaba tremendamente efectivo en los balones aéreos ofreciendo remate y prolongación en las jugadas de ataque.
Edgaras Jankauskas
Estamos ante uno de esos cromos curiosos ya no porque sea escaso o significativo por una especial relevancia, sino por un flagrante error en la edición. Edgaras Jankauskas, futbolista lituano que, efectivamente, jugó en la Real Sociedad en la temporada 00/01 a la que pertenece este cromo, se puede apreciar a la izquierda en el posado habitual; sin embargo, el fallo está en la foto del futbolista en acción, ya que el mismo no es Jankauskas, sino su compañero el ruso Dmitri Khokhlov. Podemos reconocerlo a la perfección, pero es que, además, tenemos la evidencia del dorsal 19 en su pantalón, número que lució el fantástico centrocampista nacido en Krasnodar en su paso por la Real. Jankauskas jugó en Donosti durante dos temporadas y, aunque participó con frecuencia anotando un buen puñado de goles, no encontraría continuidad más allá de este periodo. El lituano no conseguiría echar raíces desde entonces dando inicio a un carrusel de equipos que le llevó a jugar en Portugal, Francia, Escocia, Chipre, Letonia, su país natal, Estados Unidos y Rusia en este orden cronológico. Se trataba de un delantero muy alto (1,93) que resultaba tremendamente efectivo en los balones aéreos ofreciendo remate y prolongación en las jugadas de ataque.